Cientos de villanovenses arroparon en la tarde del sábado a la Virgen de la Aurora en el regreso desde su ermita hasta la localidad. Una tradición que cumplía su décimo aniversario y que se fusionó una vez más con la devoción y el fervor que los serones profesan a su popular 'Carrerita'.

En esta ocasión, el clima ayudó, pues la jornada estuvo presidida por un sol casi más primaveral que invernal. A las cuatro y media, y después de agasajar a la Virgen con su himno y con la canción de su coro, la Aurora salía por la puerta de su santuario, portada en los brazos delanteros por los hijos de Julián Torres, tesorero de la hermandad recientemente fallecido. Del cuello de la Aurora colgaba la medalla de Julián, poniendo así el toque emotivo a la cita.

Luego, le tocó el turno a los grupos de danzas folclóricas, desde las más pequeñas hasta las mayores, que culminaron con el baile dedicado a la Virgen de la 'Carrerita'.

A partir de ahí, se inició el camino de regreso de la Aurora a Villanueva de la Serena, que estuvo acompañada por un enorme gentío. Cerraban la comitiva los caballistas que, este año, destacaron al ser un grupo muy numeroso.

En la Cruz del Río fue recibida sobre las siete de la tarde, y tras una procesión por las calles llegó a la iglesia de la Asunción, donde la Aurora presidirá la fiesta de las Candelas y el Domingo de Resurrección volverá a acudir al encuentro de su Hijo en 'La Carrerita' villanovense.