Anima edita un calendario contra el uso de animales en circos
La asociación protectora de animales de Villanueva de la Serena ya tiene a la venta el calendario solidario 2013. Un calendario que pretende servir de denuncia al uso de animales en circos.
Con esta iniciativa, Anima vuelve a retomar la campaña sobre zoos y circos iniciada hace ya cinco años, e insiste y se centra en dar a conocer la situación de los animales, en especial los salvajes, utilizados en este tipo de espectáculos, buscando su rechazo social y político.
En definitiva se trata de una campaña por una ciudad libre de circos con animales y la misma forma parte del proyecto ‘Villanueva de la Serena: Ciudad Amiga de los Animales’. Este año arranca con la edición del calendario y continúa con la visita a jóvenes y escolares en institutos y colegios.
Como explica la presidenta de Anima, Gloria Álvarez, “en las fotografías, de forma simbólica, el hombre se pone en el lugar de los animales, asume su realidad y su sentir”. Con su semidesnudez transmite “la naturalidad y la fragilidad de sus cuerpos, y despierta conciencias”. La secuencia de fotografías muestra el transcurso del animal desde que es capturado en su medio, hasta que es desechado cuando su vida ya no es útil: captura, doma, reclusión, espectáculo y desecho.
Como precisa Álvarez, “toda una vida de esclavitud y maltrato que implica un sufrimiento indescriptible a nivel físico y psicológico”.
En el calendario han participado el actor villanovense Fernando Segador, Icis-Unión de Artistas, Avidecom-Agrupación Villanovense de Comercio, Achikitú-Asociación Juvenil de Don Benito, grupo de gimnasia rítmica de Villanueva y el grupo de alumnos de Fernando Segador.
Todos ellos aportan una “magia especial al calendario” y se suman a la causa reclamando “un trato ético hacia los animales y la necesidad de garantizar su bienestar respetando las cuatro libertades básicas, como son la libertad de necesidades físicas, psíquicas, de enfermedades y de situaciones de miedo, estrés y angustia”.
Álvarez recuerda que “a los animales recluidos de por vida, forzados a conductas que no son propias y alejados de su ser natural y salvaje, ni siquiera les son cubiertas las necesidades físicas más elementales”. El proceso de doma supone una tortura tanto física como psicológica, proceso que lleva meses y a menudo vidas: privación de alimento, inmovilidad, agresión física, etc. Para posibilitar su manejo es necesario “romper su espíritu como animal salvaje” y crear un ser lleno de miedo que se limite a sobrevivir.
Enjaular toda la vida a un animal, o secuestrarlo de su hábitat natural para obligarle a realizar números ridículos, es inhumano, innecesario e injusto para el animal. Todos debemos dar la espalda a tan cruel espectáculo.
Las fotografías son de Daniel Galindo, técnico de imagen. El texto que acompaña a las fotografías y el poema final están escritos por Noelia Chaparro, profesora de literatura.