Cruz Roja realizó 21 asistencias durante la carrera de 'La Encamisá' que se celebró anoche en Pela
Cruz Roja realizó un total de 21 asistencias sanitarias durante la carrera de ‘La Encamisá’ en honor a San Antón que se celebró anoche en Navalvillar de Pela.
Entre los heridos destacan tres que fueron trasladados al Hospital Don Benito-Villanueva, uno de ellos, de unos 35 años, con una amputación de oreja. De los otros dos, uno fue por traumatismo craneoencefálico y el otro por pisada de caballo.
Por su parte, hubo otras seis personas que fueron trasladadas al centro de salud peleño y 12 que recibieron curas menores. La mayoría de los asistidos fueron por caídas de sus monturas, quemaduras por ramas que volaban ardiendo o pisotones de caballerías.
El operativo estuvo coordinado y dirigido por la Asamblea Local de Villanueva de la Serena de Cruz Roja, que movilizó a 24 voluntarios, de los que cuatro eran enfermeros.
En este caso, San Antón puso todo anoche para que al final la lluvia no fuera la invitada de excepción en la fiesta de 'La Encamisá', que Navalvillar de Pela vivió una noche más con pasión. Durante casi toda la jornada estuvo lloviznando, pero en torno a las siete paró, justo para la carrera. Un hecho que no fue obstáculo para que miles de sanantoneros vibraran de nuevo con su 'Encamisá', declarada de Interés Turístico Regional, aunque bien es cierto que esa amenaza de lluvia unida al intenso frío y a que la festividad caída entre semana restó visitantes de otras poblaciones cercanas. Fueron cerca de 800 jinetes los que se dieron cita en la plaza para participar en la popular carrera, salpicada con hogueras que pese a la lluvia ardieron como marca la tradición.
Un año más, el momento más emotivo para todos los presentes fue el pregón del joven mayordomo José Antonio Masa desde el balcón del Ayuntamiento. Un pregón emocionado que se cerró con los tres vivas al santo que fueron respondidos con muestras de júbilo por los cientos de personas que esperaban sobre sus monturas. La mayoría de los jinetes iban vestidos con la típica indumentaria 'sanantonera' y luciendo las mantas de madroños multicolores en sus caballerías.
En esos momentos, con el repique de campanas y el sonido de los cohetes de fondo, los jinetes empezaron su deambular, mientras lanzaban vivas a San Antón, a San Fulgencio y al 'Chiquirrinino'.
Durante la noche, fruto de la hospitalidad de los peleños a los visitantes, se repartieron desde los remolques y casas particular vino de pitarra y los típicos 'biñuelos'. Y es que la ocasión en honor al patrón lo merecía.
La leyenda sostiene que esta fiesta rememora la batalla que tuvo el pueblo de Navalvillar en la Edad Media con un ejército árabe, al cual lograron vencer utilizando la oscuridad de la noche, montados en caballos, con camisas anchas para parecer más corpulentos y portando antorchas.